Tegucigalpa, Honduras.- La situación de violencia juvenil en Honduras ha alcanzado niveles alarmantes. El director de la Red de Instituciones por la Niñez, Adolescencia, Juventud y sus Derechos (Coiproden), Wilmer Vásquez, ha hecho un llamado urgente a la administración gubernamental para que reoriente las políticas de seguridad ciudadana. Su objetivo es proteger a la población joven, que se encuentra en grave riesgo de perder la vida en escenarios violentos.
En los primeros seis meses de 2024, se registraron 335 muertes violentas de jóvenes entre 0 y 30 años. A pesar de una ligera reducción respecto a 2023, esta cifra sigue siendo inaceptable. Los departamentos de Cortés, Francisco Morazán y Olancho son los más afectados por esta ola de violencia.
Vásquez destacó que mensualmente se reportan entre 50 y 60 asesinatos de jóvenes, una estadística que debería preocupar a toda la sociedad. En otros países, esta situación sería considerada una emergencia nacional. Honduras es un país joven, con más del 70 % de la población menor de 30 años, lo que hace que la violencia juvenil sea una crisis aún más impactante.
La niñez y la juventud están perdiendo la vida y siendo asesinadas en cifras alarmantes, afirmó Vásquez. Esta realidad debería llevar a una profunda reflexión y acción por parte de la sociedad hondureña. Vásquez instó al Consejo Nacional de Defensa y Seguridad a replantear sus estrategias para detener estas muertes violentas.
Las estadísticas de muertes violentas de jóvenes en Honduras son inaceptables. Estos datos deberían motivar a toda la sociedad hondureña a unirse y buscar soluciones. Vásquez subrayó la necesidad de que todos los sectores de la sociedad se sienten a dialogar y buscar estrategias efectivas.
Además, a las cifras de violencia no se suman los jóvenes que pierden la vida en accidentes de tránsito y otros entornos peligrosos. Estas muertes, aunque no sean clasificadas como violentas, también arrebatan vidas jóvenes y deben ser parte de la reflexión y acción gubernamental y social.
Es imperativo que el gobierno de Honduras y la sociedad en su conjunto aborden esta crisis de manera urgente. La protección de la juventud debe ser una prioridad para asegurar un futuro más seguro y prometedor para el país. Redacción Ruth Corrales.