Tegucigalpa, Honduras.- La Asociación de Agricultores de Honduras, liderada por Pablo Pavón, mantiene sus esperanzas puestas en las próximas cosechas de maíz, previstas para octubre, con la meta de igualar la producción del año anterior. En 2023, los agricultores entregaron alrededor de 1.6 millones de quintales de maíz a la industria harinera, pero la necesidad de mejorar este rendimiento es urgente para reducir la importación anual de maíz y mantener la autosuficiencia alimentaria.
Pavón destacó que Honduras importa cerca de 15 millones de quintales de maíz blanco y amarillo cada año, generando una significativa fuga de divisas. «Deberíamos estar produciendo esa cantidad en el país«, afirmó Pavón, subrayando la importancia de aumentar la producción nacional no solo para retener divisas, sino también para generar empleo. A pesar de las dificultades, el objetivo es alcanzar los 16 millones de quintales necesarios para la demanda nacional, una cifra ambiciosa pero esencial para la sostenibilidad del sector agrícola.
El líder agrícola resaltó los desafíos que enfrenta el sector, entre ellos los problemas climáticos y la falta de financiamiento oportuno. «Si no es sequía, es exceso de agua«, explicó Pavón, enfatizando la necesidad de contar con financiamientos en el momento adecuado para maximizar la productividad agrícola. La variabilidad climática ha sido un obstáculo constante para los agricultores, quienes buscan estrategias para mitigar los efectos del clima y asegurar cosechas más estables.
En cuanto a la producción de frijol, Pavón mencionó la meta de alcanzar los 2.1 millones de quintales necesarios para el consumo interno. Aunque el país ha enfrentado déficits en años anteriores, la esperanza es al menos cumplir con la demanda nacional este año. «Necesitamos esos 2.1 millones de quintales al año«, señaló Pavón, refiriéndose a datos estadísticos que subrayan la necesidad de mejorar la producción de frijoles para garantizar la seguridad alimentaria.
Otro problema que preocupa al sector es la falta de mano de obra, que ha impactado negativamente en la agricultura. La migración y la falta de incentivos para trabajar en el campo han creado una brecha laboral que dificulta alcanzar las metas de producción. «Además del financiamiento, la fuga de mano de obra también está golpeando a la agricultura», lamentó Pavón. A pesar de los retos, el líder espera que la cosecha postrera permita acercarse a los niveles de producción deseados, reduciendo así la dependencia de las importaciones y fortaleciendo la economía rural. Redacción Laura Valladares.