El último producto que Donald Trump lanzó a la venta fue un perfume para mujeres por 119 dólares llamado ‘Fight, Fight, Fight’ (Lucha, lucha lucha), pero el futuro presidente de Estados Unidos hace mucho tiempo que rentabiliza su imagen y vende tenis, relojes y hasta una Biblia con su cara o su nombre.
Trump, que ya gobernó entre 2017 y 2021, ha explorado casi todos los sectores comerciales, llegando incluso a vender a trozos el traje que utilizó en el debate electoral durante la pasada campaña contra el demócrata Joe Biden.
“Trump se ve a sí mismo como una marca y lo que quiere hacer como marca es venderla”, explica a EFE Tobe Berkovitz, experto en estrategias de comunicación en campañas electorales.
Entre sus productos más destacados se encuentran unos tenis dorados a la venta por 499 dólares que llevan escrito en el lateral “Trump Won 45-47“, en alusión al número de presidente que ha sido y será, y un reloj bañado en oro de 18 quilates con dos diamantes y 60 piedras preciosas por más de mil dólares.
Aunque combina ediciones limitadas de productos más exclusivos con otros que no lo son tanto o simplemente son más accesibles, todos van más allá de ser un simple objeto y pretenden, también, ofrecer una sensación de comunidad.
Con su merchandising, Trump proyecta su estatus y reafirma su imagen de líder dentro de un grupo de fieles al que busca sumar cada vez más adeptos. Pero además, estos distintivos le sirven para agrandar la brecha entre los que están con él y lo exhiben con orgullo, y los que no.
“Primero se vende a sí mismo, pero una vez que lo compras, estás comprando sus temas, sus políticas y todo lo que trata de lograr”, apunta Berkovitz. “Quiere que su nombre esté en todas partes y eso le da más influencia y más poder para conseguir lo que quiere”, agrega.
Para Wendy Melillo, profesora de Comunicación Persuasiva y Propaganda de la American University de Washington, Trump sigue la estrategia clásica de relaciones públicas que afirma que no existe una mala publicidad mientras la haya.
“Comercializó su propia foto policial cuando fue detenido en Georgia y recaudó más de dos millones poco después de que se publicara su ficha. Su incesante venta de productos no solo le permite ganar dinero, sino también mantener viva su imagen en los medios”, apunta la profesora.
Trump ha arrastrado su inclinación profesional como empresario a su carrera política para fomentar la creación de un fenómeno con el que llegar a la Casa Blanca y parece ser que le ha funcionado, porque el 20 de enero el republicano tomará posesión como presidente por segunda vez.
Tanto es así que, pese a que no ha sido investido todavía, ya vende ediciones de la Biblia con su nombre y la fecha de su próxima investidura por 70 dólares.