Tegucigalpa, Honduras.- Según RCV La Secretaría de Infraestructura y Transporte (SIT) se encuentra en el centro de un escándalo de corrupción de proporciones gigantescas que amenaza con desmoronar la ya frágil confianza en la administración pública. Documentos filtrados y testimonios de alto nivel revelan que el ministro Octavio Pineda habría operado una red de gestiones irregulares para manipular préstamos del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) por más de 15,700 millones de lempiras (unos 600 millones de dólares).
La maquinaria de la corrupción
Las denuncias indican que Pineda solicitó al BCIE la emisión de “no objeciones”, un mecanismo diseñado para agilizar trámites, pero que bajo su uso permitiría adjudicar contratos multimillonarios al margen de controles, auditorías y competencia real. Este movimiento abre la puerta a licitaciones amañadas, empresas fantasmas, sobrevaloraciones escandalosas y un manejo discrecional de fondos internacionales.
De confirmarse estas maniobras, estaríamos ante una de las tramas de corrupción más descaradas en la historia reciente, con obras carreteras infladas en sus costos y un uso abusivo de recursos que pertenecen al pueblo hondureño.
Pruebas documentadas y cartas sospechosas
Entre los documentos más polémicos figura una carta del 18 de febrero, en la que se autorizó una enmienda al préstamo No. 2221, incrementando en un 30% el fondo rotatorio. Bajo esta modificación, se habrían relajado los filtros de supervisión, dejando abierta la puerta a un festival de contratos amañados.
Las fuentes sostienen que esta táctica responde a un plan calculado: desarmar los mecanismos de fiscalización, controlar a las empresas supervisoras y, con ello, dominar también a las constructoras.
Retroceso brutal en transparencia
Analistas advierten que la SIT está incubando un retroceso brutal en materia de transparencia. La ausencia de controles técnicos no solo elimina la competencia justa, sino que favorece directamente a empresas ligadas al poder político, que podrían duplicar los costos reales de las obras sin rendir cuentas a nadie.
“En la SIT se han convertido en guardianes de un botín, no en servidores del pueblo”, denunció una fuente interna, asegurando que el modelo de corrupción es tan sofisticado que puede operar incluso bajo la apariencia de procesos legales.
Impacto político y social
Este escándalo estalla en un momento crítico: a menos de seis meses de que concluya el actual gobierno, la SIT se convierte en un símbolo de corrupción, saqueo y abuso de poder. La falta de transparencia no solo erosiona la credibilidad de las instituciones, sino que golpea directamente el desarrollo del país, condenando a los hondureños a pagar con impuestos carreteras sobrevaloradas y de dudosa calidad.
Una tormenta que apenas comienza
Aunque el BCIE se apresuró a desmentir las acusaciones, las pruebas en manos de denunciantes y fuentes técnicas colocan a Octavio Pineda y a la SIT en el centro de una tormenta que podría escalar hacia acusaciones penales, investigaciones internacionales y un nuevo capítulo negro en la historia de la corrupción hondureña. Redacción HonduPrensa.Com