Tegucigalpa, Honduras.- En la homilía dominical celebrada en Tegucigalpa, el arzobispo y presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras, José Vicente Nácher, pidió a los fieles no ser indiferentes ante el fenómeno migratorio, recordando que el mismo Jesús y su familia fueron migrantes.

El prelado destacó que la Iglesia conmemora esta semana la Jornada del Migrante, resaltando el trabajo de la Pastoral de la Movilidad Humana en el acompañamiento a miles de hondureños que han tenido que abandonar su país. “¿Qué familia entre nosotros no está separada por la distancia? Cerca en el corazón, pero con muchos kilómetros de por medio por motivos de trabajo u otros”, reflexionó el arzobispo, reconociendo el dolor que dejan la migración y el desarraigo.

Durante su mensaje, Nácher subrayó que la fe debe dar fortaleza en tiempos de separación y recordó que el seguimiento de Cristo exige compromiso, renuncia y radicalidad. “El que no renuncia, incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío”, citó, insistiendo en que la entrega total a Jesús no es capricho, sino la vía para alcanzar una vida plena.

El arzobispo reflexionó también sobre la fragilidad de los pensamientos humanos frente a la sabiduría divina, recalcando que la salvación no depende de nosotros, sino de Cristo.

Asimismo, advirtió que presentar un Evangelio distinto al de Jesús sería “una traición”, porque Cristo debe ser el único amor, la única riqueza y el único proyecto personal que llena el corazón humano.

Concluyó recordando que el seguimiento cristiano es un desafío que exige renuncias, pero que la respuesta siempre es Jesús, camino, verdad y vida.

La Iglesia hondureña, en el marco de esta semana, insistió en que la migración debe ser comprendida no solo como un fenómeno social y económico, sino también como una realidad humana que interpela a la fe y la solidaridad. Redacción Ruth Corrales

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