Tegucigalpa, Honduras | HonduPrensa.Com – La política hondureña volvió a encenderse tras las recientes declaraciones del alcalde de San Pedro Sula, Roberto Contreras, quien pidió disculpas públicas al expresidente y actual asesor presidencial Manuel “Mel” Zelaya por haberlo apodado “chumpa juca”.
El edil sampedrano admitió que su comentario fue producto de un “arrebato emocional”, motivado por el requerimiento fiscal contra funcionarios de su municipalidad, entre ellos su yerno Steve Fajardo, señalados de participar en contratos fraudulentos con la empresa HERCOD S. de R.L. por más de 45.3 millones de lempiras.
“Le pido disculpas compañero, fue un momento de enojo porque querían arrestar a mi hijo en su casa. Pero qué bien que ya lavó la chumpa”, expresó Contreras en tono conciliador.
Quintín Soriano: “Hay que tener carácter ¡Ombe!”
El gesto de reconciliación no fue bien recibido por todos. El alcalde de Choluteca, Quintín Soriano, consideró que Contreras debió sostener sus palabras y mostró molestia por la rectificación:
“Yo no haría eso de estar pidiendo disculpas. Hay que tener carácter, ¡ombe! Si yo le digo a Mel ‘bigotes de mapache’, ¿y qué? A mí no me dicen ‘Quintín machete’ acaso”.
Soriano defendió que los apodos forman parte del folclore político hondureño, por lo que no deberían generar mayores controversias.
Zelaya se lo toma con humor
Por su parte, Manuel Zelaya reaccionó con tranquilidad y hasta con cierta simpatía hacia el sobrenombre. Relató que comenzó a usar sus famosas chaquetas beige tras el golpe de Estado de 2009, cuando adoptó un estilo sobrio en blanco y negro que su esposa, la presidenta Xiomara Castro, calificó en su momento como el de una “caja fuerte”.
Con el tiempo, varios simpatizantes le regalaron chaquetas similares, que hoy son parte de su imagen personal y política.
Debate en redes sociales
El episodio ha provocado un intenso debate en redes sociales, donde unos celebran la disculpa de Contreras como un acto de humildad, mientras otros lo señalan de falta de firmeza. En cualquier caso, la polémica evidencia cómo la política hondureña mezcla el humor popular con la tensión electoral. Redacción Hansell Ordoñez.