Tegucigalpa, Honduras | HonduPrensa.Com | El Tribunal de Justicia Electoral (TJE) atraviesa su peor crisis desde su creación. La recusación contra el presidente Mario Flores Urrutia y el enfrentamiento abierto con el magistrado Mario Morazán han paralizado al órgano que debe garantizar la transparencia de las elecciones 2025, encendiendo las alarmas sobre una posible ruptura institucional en pleno año preelectoral.
Flores Urrutia denunció que todo el conflicto responde a una maniobra política para desestabilizar al tribunal. “Esto se ha vuelto excesivamente mediático y el principal afectado es el pueblo hondureño. Le hago un llamado al magistrado Morazán a actuar con coherencia y retomar la sesión suspendida, conforme a la ley”, declaró el presidente del TJE.
Morazán respondió con dureza, asegurando que no puede resolver una recusación que lo involucra directamente, y que el proceso “no se ha formalizado”. Sin embargo, su negativa ha provocado un bloqueo total en las decisiones internas del tribunal, justo cuando deben aprobarse medidas logísticas para el proceso electoral.
La suspensión de la sesión ha dejado en el aire resoluciones claves relacionadas con la organización de los comicios, los lineamientos de observación internacional y los mecanismos de resolución de conflictos políticos. En términos prácticos, Honduras se enfrenta a un riesgo real de vacío electoral si el TJE no logra recuperar su funcionamiento.
Fuentes cercanas al tribunal confirman que Flores Urrutia y la otra magistrada no han recibido formalmente la recusación, por lo que el trámite sigue sin efecto legal. Aun así, el magistrado presidente decidió nombrar a un suplente para garantizar la operatividad del ente, medida que ha sido vista por algunos sectores como una acción desesperada para evitar el colapso total.
El conflicto expone un escenario peligroso: un TJE dividido, magistrados enfrentados públicamente y un país que entra a una etapa electoral sin árbitro confiable. “Morazán prefiere acudir a los medios en vez de debatir dentro del tribunal; ha convertido una diferencia jurídica en una crisis política”, insistió Flores Urrutia.
La parálisis del TJE no solo pone en entredicho la imparcialidad del proceso electoral, sino que además mina la confianza ciudadana y abre espacio a la manipulación política. Si el conflicto no se resuelve en las próximas horas, el país podría entrar a un terreno inédito: unas elecciones sin tribunal funcional que las supervise.
El tiempo corre y la pregunta queda abierta: ¿quién controla hoy la justicia electoral en Honduras? Redacción Bruce Villatoro CEO HonduPrensa.Com