La decisión del Gobierno colombiano de retirar a su embajador en Argentina, Camilo Romero, y expulsar a su par gaucho en el país, Gustavo Alejandro Dzugala, tomada el miércoles 27 de marzo de 2024, fue consecuencia de la ya desgastada relación entre los gobiernos de Gustavo Petro Urrego y Javier Milei, que tuvo como punto de inflexión las duras declaraciones del mandatario argentino, el cual se refirió a su homólogo como “asesino terrorista”.

Tal como lo anticipó Infobae desde territorio argentino, el rompimiento de relaciones es un hecho y ratifica el cruce mediático en el que se han visto envueltos ambos gobernantes, de polos opuestos: uno, de corte progresista y amigo del kirchnerismo, que gobernó entre 2019 y 2023 con Alberto Fernández, mientras el otro con una propuesta disruptiva, en la que le da valor al capitalismo puro y duro como el salvador de una economía devastada.

Pero, como bien se sabe, esta no es una decisión que sorprendiera, pues fue alimentada por los ‘ires y venires’ de dos posturas distintas y, sobre todo, en el caso de Petro, de un evidente descontento por la victoria de Milei en las elecciones en su país, contrario al que era su deseo, de ver a Sergio Massa en el poder. Y en lo que respecta al mandatario argentino, en un desprecio absoluto de la figura de su par, desmovilizado guerrillero en el poder.

La cronología de un desenlace previsible

El primer hecho que haría pensar en este desenlace fue la felicitación pública de Petro a Massa tras su victoria en la primera vuelta presidencial en Argentina y en la que, sin nombrarlo, el presidente colombiano se refirió en lo que para él era una dicotomía innegociable, entre dos caminos que no podrían cruzarse.

“Argentina derrotó la barbarie. Es la hora de la esperanza. Se eligió entre la barbarie y la esperanza. Felicitaciones al pueblo argentino”, indicó en su momento.

A cinco días del día clave, Petro se atrevió a equiparar a Milei con el dictador Jorge Videla, que murió con miles de desapariciones a cuestas, durante la época más oscura del salvajismo en ese país. Sus señalamientos contra el conocido León causaron una fuerte molestia en el hoy presidente argentino, que no tardaría en referirse a este paralelo, con el que desde Bogotá se pretendía impulsar la campaña oficialista.

“En Argentina se decide no solo el futuro de su pueblo, sino la esperanza de América. Esperanza o barbarie deciden los argentinos. Un Milei que nos regresa a Pinochet y Videla. O un Massa que puede abrir caminos de esperanza. No tengan dudas. Nunca hay que votar por la barbarie y siempre hay que votar por la esperanza”, afirmó sin sonrojarse, mediante sus redes sociales, lo que originó duras críticas por su clara interferencia.

Pero la alegría del primer mandatario duró poco, pues el 19 de noviembre Milei le dio vuelta a la historia y en la segunda vuelta (balotaje), y con el apoyo de una de las eliminadas en la primera ronda, Patricia Bullrich, derrotó al oficialismo. Y así lo hizo ver en sus redes sociales, en el que se distanció de otros presidentes de la región y con un frío mensaje, más bien de lamento, se refirió en primer término al triunfo del candidato libertario.

“Ha ganado la extrema derecha en Argentina; es la decisión de su sociedad. Triste para América Latina y ya veremos… el neoliberalismo ya no tiene propuesta para la sociedad, no puede responder a los problemas actuales de la humanidad”, indicó Petro, que desahogó su frustración por la determinación que tomó el pueblo argentino y, entre líneas, lamentó el fracaso de Massa, que con el Gobierno de su parte no pudo ratificarse.

La presión llevó a Petro a replantear su postura frente al nuevo Gobierno, al menos de dientes para afuera, y suavizar su desazón.

“Las relaciones de Colombia y Argentina, los vínculos entre sus pueblos, se mantendrán en el respeto mutuo. Felicito a Milei. Y esperamos del progresismo argentino las valoraciones que le permitan a los pueblos latinoamericanos aprender de las elecciones de la historia”, afirmó ese mismo día.

Con todo y ello, Milei invitó a Petro a asistir a su acto de posesión, que se llevó a cabo el 10 de diciembre de 2023. Pero de parte del gobernante no se atendió el llamado; por el contrario, el hombre de izquierda brilló por su ausencia, aunque en su representación fue el entonces ministro de Relaciones Exteriores Álvaro Leyva Durán. Esto también fue entendido como un desaire de parte del gobierno colombiano al nuevo mandatario.

La ofensiva de Javier Milei

No obstante, el daño estaba hecho. Entre otras, porque Milei también había apuntado hacia lo que denomina “el eje del mal”, en el que junto al Gobierno colombiano con los regímenes de Venezuela y Nicaragua. Solo bastaba que Milei subiera al poder para que empezara su ofensiva, con al menos dos fuertes pronunciamientos que dinamitaron la relación entre los dos países y la llevaron a su rompimiento definitivo.

El primero que desató la furia de Petro y sus funcionarios se dio el 26 de enero de 2024. En diálogo con Ángela Patricia Janiot, ante la pregunta de qué concepto le merecía este líder político del continente, Milei no tuvo piedad. Y, en breves palabras, recordó su paso por el extinto movimiento guerrillero M-19, pese a que firmó su desmovilización y se reincorporó a la sociedad, convirtiéndose en congresista, alcalde de Bogotá y presidente.

Es un “comunista asesino que está hundiendo a Colombia”, señaló el presidente argentino a Janiot, lo que dio pie para una enérgica protesta. Uno de los que salió a quejarse por lo que consideró los ofensivos términos fue, justamente, el canciller Leyva, que emitió una nota diplomática contra los señalamientos de Milei, aunque la misma no tuvo efecto alguno; más allá de que llamó a consultas al embajador en el país gaucho, Camilo Romero.

Y pese a que en los micrófonos de NTN24 se refirió de manera breve a su homólogo a una “plaga letal” para el pueblo colombiano, fue la entrevista otorgada al periodista Andrés Oppenheimer, en CNN, el que provocó la “hecatombe” en la relación entre ambos. Y no fue para menos, pues lanzó duras pullas a su colega al compararlo con el dictador Nicolás Maduro, con el que Colombia aún tiene canal diplomático abierto y frente al que Petro se ha mostrado muy cómodo.

“Mucho no se puede esperar de alguien que era un asesino terrorista”, fue la frase que arrasó como un huracán lo poco que quedaba de los cada vez más dilatados vínculos bilaterales, que fueron forzados hasta su rompimiento total. Lo que derivó en determinaciones de fondo por la Cancillería colombiana, tal y como lo adelantó en exclusiva Infobae, pese a los intentos de desmentir la noticia por la fuente oficial.

El Gobierno de Colombia ordena la expulsión de diplomáticos de la embajada de argentina en Colombia. El alcance de esta decisión se comunicará a la Embajada argentina por los canales institucionales diplomáticos”, expresó la Cancillería en sus canales oficiales, de la misma forma en la que indicó que Milei ofende al mandatario colombiano, “afectando las históricas relaciones de hermandad”.

Con información de Infobae

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