Tegucigalpa, Honduras.- Durante la Santa Eucaristía celebrada en la Basílica de Suyapa, con motivo del cuarto día de la novena por los 278 años del hallazgo de la Virgen de Suyapa, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez lanzó un fuerte llamado a la acción para erradicar el maltrato y los homicidios de mujeres en Honduras. Con una ferviente apelación a la conciencia de los hondureños, el cardenal destacó la importancia de proteger la vida de cada persona, especialmente la de las mujeres, ante la creciente violencia que afecta al país.
«Debemos hacer todo lo posible para que en Honduras no haya maltrato a las mujeres, mucho menos que las maten. Cada vida es sagrada y pertenece a Dios», expresó el cardenal Rodríguez, dirigiéndose a los fieles reunidos en la Basílica de Suyapa, en un contexto marcado por altos índices de violencia. La denuncia de Rodríguez refleja la gravedad de la situación que afecta a la población femenina, quienes siguen siendo víctimas de una violencia sistemática y destructiva.
El cardenal también subrayó que los hondureños no pueden considerarse verdaderos devotos de la Virgen María si al mismo tiempo son responsables de la violencia y el maltrato hacia las mujeres. «¿Cómo podemos llamarnos devotos de la Virgen María si maltratamos o matamos a un ser humano?», cuestionó el religioso, haciendo referencia a las alarmantes estadísticas que indican un promedio de ocho homicidios diarios en el país, muchos de los cuales son feminicidios.
En su mensaje, Rodríguez destacó que la urgente necesidad de recuperar los valores cristianos y el respeto por la vida está directamente relacionada con el cumplimiento de los mandamientos de Dios, en especial el de “No matarás”. «Qué tristeza que no haya un día sin muertos», lamentó, apuntando que estos trágicos hechos reflejan la profunda crisis de valores que atraviesa la sociedad hondureña.
El cardenal también atribuyó los altos índices de violencia a la falta de formación religiosa durante la infancia y la juventud. «Muchos de los que hoy cometen crímenes son personas que no recibieron educación religiosa y, como adultos, no respetan la ley de Dios», manifestó, enfatizando que la violencia tiene raíces profundas que deben ser abordadas desde una perspectiva educativa y espiritual.
Finalmente, el cardenal Rodríguez concluyó su homilía haciendo un llamado a la reflexión y al respeto por la vida humana como un don divino. Exhortó a todos los hondureños a trabajar juntos para construir una sociedad más justa, pacífica y comprometida con los principios cristianos. Enfatizó que es necesario que cada miembro de la sociedad se convierta en un agente de cambio para crear un futuro sin violencia.
Este mensaje de esperanza y fe llega en un momento crucial para el país, que sigue enfrentando una grave crisis de seguridad y una creciente violencia de género, que exige una respuesta urgente y decidida de todos los sectores de la sociedad. Redacción Martha C.C.