Tegucigalpa, Honduras.- En medio de una creciente tensión institucional, la consejera del Consejo Nacional Electoral (CNE), Cossette López-Osorio, rompió el silencio con una denuncia que sacude el tablero político hondureño: asegura ser víctima de una campaña de persecución, hostigamiento y “tortura psicológica” impulsada, según afirma, desde estructuras del Estado.

A través de un mensaje cargado de emotividad en sus redes sociales, López-Osorio expresó su alarma por lo que considera una ofensiva política y mediática sin precedentes, donde —según sus palabras— el aparato estatal estaría siendo manipulado como un instrumento de presión personal y política. “Todo el peso estatal de un país, utilizado como un arma, contra una sola persona: yo. Para ellos soy una enemiga insignificante y, sin embargo, no tienen piedad en activar todos sus tentáculos. ¿Hasta dónde piensan llegar?”, escribió la consejera.

En su testimonio, López-Osorio calificó los métodos empleados en su contra como tortura psicológica, afirmando que busca resistir un intento sistemático por doblegar su voluntad y forzarla a aceptar delitos que asegura no haber cometido. “Están enfermos de odio y de poder. ENFERMOS. Soy solo una mujer que resiste. Me están sometiendo a tortura psicológica para que acepte delitos que no he cometido. ¡Que Dios los perdone!”, enfatizó.

La denuncia emerge en un contexto de alta polarización política, donde las instituciones del país enfrentan cuestionamientos sobre su independencia y transparencia electoral. Analistas advierten que este episodio podría escalar hacia una nueva crisis de confianza institucional, justo cuando el país se prepara para nuevos procesos democráticos.

Mientras tanto, diversos sectores sociales y políticos han comenzado a pronunciarse, algunos ofreciendo su respaldo a la consejera y otros exigiendo una investigación independiente que esclarezca las graves acusaciones.

Con su declaración, López-Osorio se posiciona como una figura desafiante frente al poder, levantando una bandera de resistencia y convirtiendo su caso en símbolo del debate sobre el uso del poder estatal y la protección de los derechos humanos en Honduras. Redacción Raquel Carabantes.

¡DIOS BENDIGA A HONDURAS!