En las profundidades más oscuras y misteriosas del océano habitan algunas de las criaturas más aterradoras y fascinantes del planeta. Estas especies, desconocidas para muchos, parecen sacadas de una pesadilla, con características que desafían la imaginación.
Desde gigantescos crustáceos que se asemejan a versiones monstruosas de insectos terrestres, hasta medusas con estómagos escarlata y anguilas con bocas descomunales, las profundidades marinas son un reino donde lo extraño y lo aterrador se encuentran en perfecta armonía.
A su lado, la medusa peine de vientre ensangrentado (Lampocteis cruentiventer) flota en el agua, un globo de 15 centímetros con un estómago de un rojo intenso que parece anunciar su naturaleza peligrosa. Y no podemos olvidar a la anguila gulper (Saccopharynx lavenbergi), cuya gigantesca boca y cola de un metro de largo la convierten en una de las criaturas más impresionantes y aterradoras de las profundidades.
Appendicularia
Las Appendicularia, también conocidas como larváceas, son pequeños y fascinantes organismos marinos que forman parte del grupo de los tunicados. Aunque suelen ser menos conocidas que otras criaturas de las profundidades, desempeñan un papel fundamental en los ecosistemas oceánicos.
Las appendicularias tienen una estructura corporal transparente y gelatinosa, similar a la de un renacuajo, lo que les permite ser casi invisibles en el agua. Su cuerpo se divide en dos partes principales: una pequeña cabeza o tronco, donde se encuentran los órganos internos, y una larga cola, que utilizan para nadar. La cola está reforzada por una notocorda, una estructura flexible que proporciona soporte, y que es una característica típica de los tunicados y otros cordados.
Anoplogaster
El Anoplogaster, conocido comúnmente como pez de colmillos, es una criatura marina que habita en las profundidades del océano y es notable por su aspecto intimidante y sus características adaptativas únicas.
El Anoplogaster es fácilmente reconocible por su apariencia robusta y temible. Aunque es un pez relativamente pequeño, que suele medir entre 15 y 18 centímetros de longitud, su aspecto es engañoso. Su cabeza es grande y maciza en comparación con su cuerpo, y está cubierta de escamas ásperas y espinosas que le dan una textura rugosa.
La característica más destacada del Anoplogaster son sus enormes dientes, que parecen desproporcionados para el tamaño de su cuerpo. Estos colmillos sobresalen de su mandíbula inferior incluso cuando la boca está cerrada, lo que le otorga su nombre común de “fangtooth”. Estos dientes son adaptaciones cruciales para capturar y sujetar a sus presas en las oscuras profundidades del océano, donde las oportunidades de alimentación pueden ser escasas.
Bathynomus
Isópodo gigante (Bathynomus giganteus): este colosal crustáceo, que puede alcanzar más de 30 centímetros de largo, es un pariente lejano de las cochinillas que encontramos en la tierra. Vive a profundidades de hasta 2.100 metros y es conocido por su capacidad para sobrevivir largos periodos sin comida, aprovechando cualquier resto de materia orgánica que encuentra en el lecho marino. Su gran tamaño y su apariencia similar a un insecto prehistórico lo convierten en una de las criaturas más impresionantes y aterradoras de las profundidades.
Anguila Gulper
Anguila gulper (Saccopharynx lavenbergi): con una boca gigantesca que parece desproporcionada en comparación con su cuerpo, la anguila gulper es otro habitante de las profundidades que ha capturado la imaginación de los biólogos marinos. Esta anguila, con una cola que puede medir hasta un metro de largo, es capaz de tragar presas casi tan grandes como ella misma. Su boca, que se asemeja a una trampa, es su principal herramienta para capturar a sus desprevenidas presas en la oscuridad del océano profundo.
Riftia pachyptila (Riftia)
La Riftia pachyptila, comúnmente conocida como Riftia o gusano gigante de tubo, es una de las criaturas más emblemáticas y fascinantes de las profundidades oceánicas, especialmente en las áreas cercanas a las fuentes hidrotermales. Este organismo es notable tanto por su tamaño como por su relación simbiótica con bacterias quimiosintéticas que le permiten sobrevivir en un entorno extremadamente inhóspito.
La Riftia puede alcanzar longitudes de hasta 2,4 metros, lo que la convierte en una de las especies más grandes de su tipo. Su cuerpo está protegido por un tubo externo rígido hecho de quitina, que la ancla al sustrato alrededor de las fuentes hidrotermales. Este tubo es de color blanco y es una de las primeras estructuras que se observan cuando se descubren colonias de Riftia.
El cuerpo de la Riftia se divide en varias secciones, siendo la más notable el operculum o “pluma roja” que sobresale del tubo. Esta estructura es en realidad una serie de filamentos ricos en hemoglobina que le dan su color rojo característico y que actúan como branquias para intercambiar gases con el agua circundante. Esta “pluma” absorbe oxígeno, dióxido de carbono y sulfuro de hidrógeno, esenciales para la supervivencia del gusano.
Con información de Infobae