Edmundo Orellana expone qué está en juego en CNEEdmundo Orellana expone qué está en juego en CNE

Tegucigalpa, Honduras.- La tensión que envuelve al próximo proceso electoral hondureño tiene una raíz más oscura de lo que muchos reconocen: el fraude como norma. Así lo evidenció el exfiscal general y exministro de Transparencia, Edmundo Orellana, quien advirtió que el problema central del Consejo Nacional Electoral (CNE) no es la falta de consenso entre partidos, sino el arraigo de un sistema fraudulento que convierte las elecciones en un juego de trampas.

Cada partido sabe que habrá fraude. El objetivo es simple: imponer el suyo por encima del del otro. Eso es lo que realmente está en disputa en el CNE”, subrayó Orellana en un análisis publicado en su cuenta de X, donde desmenuzó la estrategia que, según él, mantiene secuestrada la democracia.

Un modelo donde el ciudadano no importa

Para Orellana, hablar de consensos o interpretaciones legales de mayorías es apenas un velo. La verdadera competencia, aseguró, ocurre lejos del escrutinio público y tiene reglas claras: quien logre comprar más credenciales electorales, manipular actas, controlar la verificación y la transmisión de resultados, gana.

Nuestro voto, el voto limpio, no cuenta. Importa quién administre mejor la maquinaria del fraude”, señaló tajante. Con ello, desnudó un sistema que normaliza la corrupción electoral y deja al ciudadano común como un simple espectador, sin influencia real sobre su propio futuro.

Agregó que el proceso se ha degradado tanto que “las elecciones ya no son un ejercicio de soberanía popular, sino una competencia de redes clientelares para torcer la voluntad del pueblo.”

Violencia política: síntoma del mismo mal

En sus más recientes declaraciones, Orellana también condenó los episodios de violencia política que sacudieron el Congreso Nacional, donde las consejeras del CNE, Cossette López y Ana Paola Hall, fueron blanco de ataques verbales. Para él, estos hechos muestran que “los políticos están dispuestos a dinamitar la institucionalidad si eso les asegura el control del proceso electoral.”

Advirtió que esa espiral solo lleva a un destino: el abismo. “Recapaciten, porque seguir apostando por este modelo fraudulento significa arrastrar nuevamente al país a una crisis profunda”, insistió.

El consenso no es la salida, el cambio estructural sí

Orellana cuestionó duramente a quienes reducen la crisis del CNE a simples debates sobre el concepto de “consenso”. Según explicó, no importa si se interpreta como unanimidad o mayoría calificada, porque el verdadero problema es el andamiaje legal y político que permite el fraude.

“No necesitamos nuevos conceptos ni reformas cosméticas. Necesitamos desmontar el esquema fraudulento que hoy domina nuestras elecciones, para que el voto recupere su poder y el ciudadano vuelva a ser el dueño del proceso”, enfatizó.

El peso de sus palabras

Las reflexiones de Orellana cobran especial relevancia en un país donde el historial electoral está manchado por denuncias de actas adulteradas, compra de credenciales, intimidación a votantes y manipulación de resultados preliminares. Y aunque muchos prefieren guardar silencio o maquillar el problema, él insiste en exponerlo sin tapujos.

Para el exfiscal, es hora de romper con la hipocresía que rodea el sistema electoral hondureño: “Mientras discutimos cómo entender el consenso, los partidos perfeccionan sus maquinarias para asegurarse que gane el que mejor fraude haga. Así de sencillo.” Redacción Allan Cerrato.

¡DIOS BENDIGA A HONDURAS!