Tegucigalpa, Honduras | HonduPrensa.Com – La pasión del fútbol hondureño se tiñó una vez más de rojo este jueves, cuando un ataque armado y cobarde interrumpió la caravana de aficionados del Club Olimpia Deportivo que se dirigía al Estadio Nacional “Chelato Uclés”. El trágico suceso, ocurrido en la carretera CA-5 Sur a la altura de El Tizatillo, ensombrece la Jornada 14 del Torneo Apertura 2025 y reaviva el debate sobre la seguridad en el deporte nacional. Tres seguidores ‘Albos’ resultaron heridos de bala, obligando a suspender la festividad y priorizar la atención médica urgente.
El incidente ocurrió horas antes del esperado clásico capitalino contra el Motagua. Según el informe preliminar del Sistema Nacional de Emergencias 911, un autobús que transportaba a miembros de la afición olimpista fue interceptado y tiroteado desde otro vehículo en marcha. Los atacantes, cuya identidad y motivos se desconocen hasta el momento, huyeron rápidamente del lugar, dejando un rastro de caos y dolor.
Las víctimas, todas identificadas como seguidoras del Olimpia, fueron asistidas de inmediato por un agente de la Policía Nacional que alertó sobre el ataque. Tras recibir las primeras atenciones en el sitio, los heridos fueron trasladados de emergencia al Hospital Escuela, donde su estado de salud está reservado y preocupación a la comunidad deportiva. Este violento episodio no solo detuvo el transporte que buscaba llevar la fiesta a las graduadas, sino que tocó el espíritu de miles de aficionados que sueñan con un fútbol en paz.
«No es solo un partido: es una vida que se pone en riesgo», se escucha en las redes sociales, clamando por un alto a esta escalada.
Investigación en Marcha y Clamor por la Paz
Las autoridades hondureñas han puesto en marcha una investigación exhaustiva para dar con el desfile de los responsables. Este ataque marca un grave precedente y obliga a las fuerzas del orden a reforzar el esquema de seguridad en las inmediaciones del Estadio Nacional.
El fútbol, que debería ser un catalizador de unión y sana competencia, se ha convertido, en escenarios como este, en un campo de batalla. La recurrente violencia entre aficiones, especialmente en el marco del clásico Olimpia-Motagua, ha cobrado víctimas a lo largo de los años. Este nuevo incidente no solo es una noticia de crónica roja, sino un recordatorio de la urgente necesidad de implementar medidas de seguridad y políticas de convivencia más efectivas, que trasciendan los comunicados de condena y transformen la cultura de las barras bravas.
Los líderes de la Liga Nacional y los directivos de ambos clubes enfrentan ahora la presión de la opinión pública para tomar acciones concretas y ejemplares. El compromiso de garantizar la seguridad debe ser total, desde la carretera hasta el pitido final. Redacción Hansell Ordoñez.