Hay tenistas que están destinados a marcar una era o simplemente a cambiar a un deporte para siempre. Roger Federer lo hizo con el tenis y este miércoles se cumplen 24 años de aquel momento en el que en Wimbledon derrotó nada más ni nada menos que al legendario Pete Sampras.
A pesar de haberse adueñado de varios récords en las temporadas posteriores, entre los que se destacan el de ser el mayor ganador en la historia de Wimbledon como así también de Grand Slam, solamente una vez se enfrentaron. Y fue ese 2 de julio de 2001, por los octavos de final del Major sobre pasto, que acabó con victoria para el suizo por 7-6 (7), 5-7, 6-4, 6-7 (2) y 7-5.
Y ese partido se volvió tan resonante por todo el contexto que lo rodeó. Si bien Sampras ya no era el que había sido algunos años atrás, continuaba siendo uno de los más destacados tanto en esa superficie como en el circuito y era el favorito al título. Y del otro lado, una nueva leyenda incipiente daba sus primeros pasos.
Con 19 años, Federer era el preclasificado N°15 y había levantado un solo trofeo, el que había conseguido en Milan meses atrás, pero ya estaba destinado a lo grande. Luego de vencer al estadounidense cayó en cuartos contra el local Tim Henman, hasta que finalmente en 2003 logró el primero de sus ocho coronas en terreno londinense, cifra con la que sigue siendo el más ganador del torneo (Sampras quedó con 7, misma cantidad que ostenta Novak Djokovic).
Ese día marcó, posiblemente, uno de los cambios de era más importantes en la historia del tenis. Federer rompió todos los moldes, todos los esquemas. Desafió los límites y, curiosamente, años más tarde Rafael Nadal y Novak Djokovic lo volvieron a hacer con él. Con información de ESPN