Con dificultades, Gustavo Petro puso en marcha la «Paz total», que contempla negociaciones con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), disidencias de las FARC y bandas de origen paramilitar, y también logró que el Congreso aprobara su reforma tributaria, pero ahí terminó su luna de miel.
¿Sin voluntad o capacidad para buscar concertación?
Sin mayorías legislativas y sin capacidad o voluntad para buscar una concertación, el presidente lucha ahora para lograr la aprobación de sus controvertidas reformas de la salud, laboral y de las pensiones.
Ante los tropiezos, ha endurecido su discurso, apelando como en campaña al apoyo del pueblo y cuestionando la separación de poderes al señalar que el Congreso, al no aprobar sus reformas, desconoce la voluntad popular que lo llevó a la Presidencia porque la gente votó por el cambio.
«El Gobierno tiene que tener claro para dónde va y parece que no tiene claro para dónde va; si el Gobierno da bandazos y da señales de que un día va para un lado y otro día va para el otro, lo que hace es alimentar la incertidumbre y con incertidumbre las políticas públicas se hacen mucho más difíciles de aplicar», manifestó el pasado 16 de junio el expresidente Juan Manuel Santos (2010-2018) en la convención bancaria nacional.
Una encuenta lo favorece, otra no
Al igual que cuando fue alcalde de Bogotá (2012-2015), el mandatario optó por cambiar a ministros que no representan al petrismo puro y duro y ha subido el tono con la prensa, blanco constante de críticas suyas. «Estamos a un año del triunfo, si esta encuesta es cierta, agradezco al pueblo por saber resistir el embate de los medios que son capital de los hombres más ricos», escribió ayer en Twitter al comentar una supuesta encuesta divulgada por sus seguidores en redes sociales que le da a su Gobierno una aprobación del 47,7 % y una desaprobación del 43,3 %.
Esas cifras contrastan con otro sondeo del 2 de junio, de la firma Invamer, que muestra una aprobación de su gestión del 33,8 % y una desaprobación del 59,4 %.
«Las encuestas dicen que la aceptación de Petro es baja y eso deja mucho que desear pues apenas va a cumplir un año en el poder. Su imagen se ha desgastado por todo lo que ha ocurrido en el Gobierno», manifestó en una entrevista con EFE el exsenador de izquierdas Jorge Robledo, que fue su compañero en el partido Polo Democrático.
Escándalo en sus filas es el mayor
Pero lo que más ha afectado al Gobierno es el escándalo por presunto abuso de poder e interceptaciones telefónicas ilegales que involucra a Laura Sarabia, exjefa de Gabinete, y a Armando Benedetti, exembajador en Venezuela.
Los dos renunciaron el 2 de junio y Benedetti, que fue clave para la elección de Gustavo Petro por los votos que le consiguió en la costa atlántica, amenazó con revelar supuestas irregularidades en la financiación de su campaña, para la que dice que consiguió 15.000 millones de pesos (unos 3,5 millones de dólares).
En otro giro de la crisis, una semana después apareció muerto, presumiblemente por suicidio, el teniente coronel de la Policía Óscar Dávila, asignado a la seguridad presidencial y relacionado con el interrogatorio y las interceptaciones ilegales a Meza. «Ahí se combinan varias cosas, cada una su manera muy grave», afirma Robledo sobre el abuso de poder y las amenazas de Benedetti de «contar dónde consiguió 15.000 millones de pesos, dando a entender que eran de origen oscuro».