A un mes del fin de un acuerdo centenario
Honduras se encuentra a las puertas de un cambio trascendental en sus relaciones internacionales, al finalizar el tratado de extradición con Estados Unidos, un acuerdo bilateral que ha sido pieza clave en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico. Este tratado, vigente desde 1912, se consolidó como una herramienta estratégica en los últimos años, facilitando la entrega de más de 50 hondureños de alto perfil vinculados a redes delictivas transnacionales.
Una decisión que divide opiniones
El pasado 28 de agosto de 2024, la presidenta Iris Xiomara Castro Sarmiento, mediante el canciller Enrique Reina, notificó oficialmente a la embajada de Estados Unidos en Tegucigalpa la decisión de dar por terminado el acuerdo de extradición. Esta medida, calificada como un ejercicio de soberanía nacional por el Gobierno hondureño, fue tomada en respuesta a las declaraciones de la embajadora estadounidense Laura Dogu, quien expresó su inquietud por el acercamiento entre autoridades hondureñas y el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, sancionado por Washington.
Preservar la soberanía y evitar politización
El canciller Reina explicó que esta decisión busca proteger los intereses nacionales y garantizar que el tratado no sea utilizado como una herramienta política contra funcionarios o militares de alto rango. Según el Gobierno, este paso responde a la necesidad de evitar que terceros países influyan en decisiones internas bajo pretextos que se desvían del propósito original del acuerdo.
Impacto en la lucha contra el crimen organizado
Desde 2014, el tratado de extradición adquirió una dimensión crítica en la lucha contra el narcotráfico, convirtiéndose en un instrumento esencial para combatir el crimen organizado en alianza con Estados Unidos. Entre las figuras más relevantes extraditadas bajo este tratado se encuentra el expresidente Juan Orlando Hernández, quien fue entregado a la justicia estadounidense y sentenciado recientemente a 45 años de prisión por delitos relacionados con el tráfico de drogas. La ironía radica en que Hernández fue quien impulsó, en 2013, una reforma constitucional que fortaleció el marco jurídico para las extradiciones, un paso que en su momento fue visto como un hito en la cooperación bilateral.
Críticas y preocupaciones desde diversos sectores
La decisión de denunciar el tratado ha generado un debate intenso y polarizado en el país. Mientras algunos sectores políticos y sociales aplauden la medida como un acto de soberanía y autonomía, otros advierten sobre las posibles repercusiones negativas en la lucha contra el narcotráfico y en las relaciones bilaterales con Estados Unidos. Críticos de la medida han señalado que esta acción podría tener como trasfondo la intención de proteger a figuras cercanas al entorno gubernamental, lo que ha intensificado las dudas sobre el verdadero compromiso de la administración Castro con el combate al crimen organizado.
El legado de una lucha en evolución
La presidenta Castro asumió el poder en 2022 con el compromiso firme de restituir la institucionalidad y liderar una ofensiva contra el narcotráfico, en un contexto marcado por la extradición de su predecesor. Sin embargo, el fin de este tratado podría marcar un punto de inflexión, ya que su ausencia generaría un vacío en las herramientas jurídicas disponibles para combatir redes delictivas que operan tanto a nivel local como internacional.
Un balance entre soberanía y cooperación internacional
En este contexto, la decisión del Gobierno hondureño plantea un delicado equilibrio entre la reafirmación de la soberanía nacional y la necesidad de mantener una cooperación efectiva con aliados estratégicos en la lucha contra el narcotráfico. Este escenario pone en evidencia la complejidad de las relaciones internacionales y los desafíos de priorizar los intereses nacionales sin comprometer los avances logrados en seguridad y justicia.
El futuro incierto de Honduras en la lucha contra el narcotráfico
Con el tratado próximo a expirar, Honduras enfrenta una encrucijada histórica. Las próximas semanas serán cruciales para definir el camino que tomará el país en el marco de esta nueva etapa, en la que la soberanía nacional y el compromiso con la justicia deberán caminar de la mano. El mundo observará con atención si esta decisión fortalecerá la posición de Honduras o, por el contrario, abrirá nuevas brechas en su lucha contra el crimen organizado.
Esta decisión, sin duda histórica, marcará un antes y un después en la relación entre Honduras y Estados Unidos, dejando en evidencia que la diplomacia y la justicia deben convivir en un equilibrio que respete la soberanía de las naciones sin desestimar los retos globales. Redacción Bruce Villatoro CEO HonduPrensa.Com