Tegucigalpa, Honduras.- Migdonia Ayestas, directora del Observatorio de la Violencia de la UNAH (OV-UNAH), informó que hasta el 10 de octubre de 2024 se han registrado 26 masacres en Honduras, sumando un total de 83 víctimas. Aunque estas cifras representan una leve disminución en comparación con años anteriores—donde se contabilizaron 32 masacres y 168 víctimas—la situación sigue siendo alarmante.

El análisis del OV-UNAH señala que el 80% de las muertes violentas de los últimos 20 años han sido ocasionadas por armas de fuego, lo que refleja una tendencia peligrosa. Ayestas subraya la necesidad de implementar medidas efectivas para reducir la circulación de armas en el país, destacando que la percepción de inseguridad sigue afectando a la población hondureña.

Además, la falta de un estudio preciso sobre la cantidad de armas de fuego en circulación y la ausencia de datos sobre cuántas de estas son ilegales impide una acción contundente contra la violencia. «Esta carencia de información permite que los delincuentes actúen sin sentir presión al portar armas«, mencionó Ayestas, subrayando la importancia de fortalecer la política de seguridad.

Durante 2024, el OV-UNAH ha estimado que se registran entre 7 y 8 muertes violentas diarias en Honduras, un dato que resalta la persistencia de la violencia en el país. Dentro de estas cifras, se destaca que 197 mujeres han sido víctimas de homicidio, reflejando la preocupante violencia de género que continúa siendo un desafío para las autoridades.

Por su parte, el comisionado Miguel Martínez Madrid, vocero de la Secretaría de Seguridad, aseguró en una entrevista con HRN que, a pesar de los hechos violentos, no hay un alza en los homicidios en comparación con el año anterior. «En el caso de los homicidios, hay una reducción respecto a 2023; no hay un incremento, sino una disminución», subrayó el funcionario.

A pesar de estas declaraciones y de los esfuerzos de las autoridades de seguridad, la percepción de violencia en Honduras sigue siendo alta. Según datos regionales, el país ocupa el primer lugar en Centroamérica como el sitio más violento, seguido de Costa Rica, y se posiciona en el segundo puesto en toda Latinoamérica, solo después de Ecuador.

Este panorama refleja la complejidad del problema de la violencia en Honduras, que, aunque ha mostrado cifras a la baja, sigue enfrentando el reto de mejorar la percepción de seguridad entre la ciudadanía y reducir la circulación de armas de fuego para lograr una mayor tranquilidad social. Redacción Martha C.C.

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