Tegucigalpa, Honduras.- Honduras se consolidó en mayo como el segundo país con más vuelos de deportación desde Estados Unidos, recibiendo 35 aeronaves con más de 3,400 hondureños retornados, según datos oficiales y organismos de monitoreo migratorio. Solo Guatemala superó esa cifra en la región.
La imagen recurrente de migrantes descendiendo en el aeropuerto Ramón Villeda Morales marcó un récord, con un aumento del 119 % respecto a abril y una media de 97 personas por vuelo. La mayoría fueron ejecutadas por ICE Air, el brazo logístico del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE.UU.
Este repunte también representa un incremento del 48 % en personas deportadas, comparado con abril, y un 21 % más de vuelos que en mayo de 2024. Ocho vuelos incluso incluyeron rutas compartidas con otros países, lo que evidencia una operación internacional de gran alcance.
Una política de deportación más agresiva
Los retornos masivos no se deben al cruce fronterizo, ya que solo 452 hondureños fueron detenidos en la frontera en abril, cifra 7.5 veces menor que los retornados en mayo. Esto demuestra que las expulsiones se originan mayoritariamente dentro de EE.UU., a través de redadas y procedimientos acelerados.
La administración Trump ha reinstaurado medidas drásticas, como la expulsión exprés, omitiendo procesos judiciales tradicionales. Además, se reportaron arrestos en tribunales migratorios y operativos en espacios públicos, según informes verificados por The New York Times.
Centroamérica: eje de las expulsiones
Del total de 190 vuelos de deportación ejecutados en mayo por ICE, el 53 % tuvo como destino el Triángulo Norte: Guatemala (48 vuelos), Honduras (35) y El Salvador (17). México también se sumó, con 4 vuelos de deportación hacia Honduras, reflejando un esfuerzo regional más coordinado.
Empresas como Global X, Eastern Air Express y Avelo Air fueron clave para movilizar a los migrantes, además del uso de aviones militares en cuatro ocasiones, lo que evidencia el nivel de prioridad política que Estados Unidos da al control migratorio.
El rostro invisible del retorno
Tras estas cifras se oculta una realidad dolorosa. Muchos retornados dejan atrás trabajos, estudios, familias y hasta la esperanza. Llegan a Honduras sin planes claros, con deudas, estrés postraumático y sin un sistema efectivo de reinserción.
Mientras la maquinaria migratoria se aceita y acelera, el país receptor apenas empieza a dimensionar el impacto humano. Cada vuelo que aterriza no solo marca un retorno forzado, sino también la frustración de un sueño interrumpido. Redacción Martha C.C.