El presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, parece haber dado un giro en su postura política al comprometerse públicamente con el Ministerio Público y prometer un aumento millonario a su presupuesto para fortalecer la lucha contra la corrupción en Honduras. Sin embargo, este aparente acto de compromiso deja más preguntas que respuestas, pues su actitud podría interpretarse como una sumisión a las presiones externas, y una respuesta más a la cultura de la impunidad que aqueja a muchas instituciones en el país.
Es importante recordar que Redondo, al igual que muchos otros políticos, ha sido testigo de la falta de acción frente a la corrupción durante años. El hecho de que ahora busque mostrar su apoyo al Fiscal General Johel Zelaya y ofrecer recursos adicionales al Ministerio Público no necesariamente refleja un genuino deseo de justicia, sino más bien una jugada política. ¿Es este un acto de autocrítica o simplemente una manera de ganarse la aprobación del público y, más aún, de las organizaciones internacionales que exigen resultados concretos?
El presidente del Congreso entregó 22 cajas con documentos que, según él, contienen pruebas de la mala gestión de los fondos departamentales entre 2009 y 2020. Esto, aunque positivo en principio, plantea la interrogante de por qué este material no fue entregado antes, cuando el Congreso tuvo plenas facultades para actuar de manera más firme en temas de transparencia. Es probable que detrás de su intervención haya una estrategia de evasión, buscando desviar la atención de otras cuestiones polémicas dentro de la misma administración.
Más allá de sus promesas de aumentar el presupuesto del Ministerio Público, la verdadera pregunta es: ¿cuál es el interés genuino de Redondo en este proceso? ¿Está realmente comprometido con la justicia o está buscando una alianza conveniente para fortalecer su poder en medio de la creciente crisis política que vive el país?
Además, las imágenes de videos y las denuncias presentadas sobre la sustracción de información en el Congreso no son suficientes para ocultar las dudas sobre la transparencia de su propia gestión. Su decisión de involucrarse en el tema de la corrupción, después de años de inacción, podría interpretarse más como un intento de ganar terreno frente a un pueblo cansado de la impunidad que como una genuina preocupación por la justicia.
La ampliación del presupuesto al Ministerio Público podría ser un buen gesto, pero no basta con promesas. Honduras necesita una reforma profunda y real en todas las instituciones encargadas de la justicia, no simplemente un gesto mediático que sirva para calmar las aguas. Si Luis Redondo realmente desea ser recordado como un presidente del Congreso comprometido con la transparencia, deberá ir más allá de los discursos y empezar a rendir cuentas de su propio desempeño, evitando que su figura sea vista como la de un político que se arrodilla al Ministerio Público solo para mantener su imagen intacta ante la opinión pública. Redacción Bruce Villatoro CEO HonduPrensa.Com