Tegucigalpa, Honduras.- Las recientes declaraciones del consejero del Consejo Nacional Electoral (CNE), Marlon Ochoa, han desatado una tormenta política que pone en entredicho el futuro democrático del país. Al mostrarse a favor de un modelo electoral centralizado, sin veeduría internacional robusta y con control casi absoluto del CNE, Ochoa ha alimentado los temores de quienes advierten que Honduras podría seguir el mismo camino que Venezuela, donde los procesos electorales se han convertido en simples rituales sin alternancia real.
Preocupa concentración de poder electoral
De acuerdo con sectores de la sociedad civil, organizaciones defensoras de la democracia y partidos opositores, la postura de Ochoa de manejar internamente la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), sin auditorías exhaustivas ni participación efectiva de observadores externos, representa un retroceso monumental para la transparencia.
“Esto no es más que una estrategia para blindar el poder, minimizar la fiscalización y allanar el terreno a eventuales fraudes”, expresó un portavoz del Foro Ciudadano, que agregó: “la narrativa suena demasiado familiar para quienes han visto cómo el chavismo destruyó la institucionalidad venezolana”.
El espejo venezolano: un precedente que asusta
Analistas subrayan que las similitudes con el sistema venezolano son cada vez más evidentes. Allí, el Consejo Nacional Electoral pasó de ser un árbitro imparcial a un órgano totalmente subordinado al poder de turno, permitiendo reelecciones indefinidas y resultados cuestionados por la comunidad internacional. “Cuando se escucha a Ochoa hablando de ‘soberanía electoral’, sin incluir la palabra ‘transparencia’, se siente como un déjà vu de lo que sucedió en Caracas”, comentó el politólogo Samuel Barahona.
Partidos exigen garantías mínimas
Ante este panorama, los partidos políticos contrarios al oficialismo demandan garantías mínimas para los comicios del 30 de noviembre. Exigen observación internacional plena, un TREP administrado por empresas con respaldo técnico independiente y la publicación oportuna de resultados para evitar “apagones informativos” que alimenten sospechas.
“La democracia no puede permitirse experimentos peligrosos. Un proceso viciado, sin control ciudadano, terminaría hundiendo la poca confianza que queda en el sistema electoral”, advirtió el dirigente liberal Mario Rivas.
Ochoa minimiza críticas, pero crece la alerta
Pese al alud de cuestionamientos, Marlon Ochoa mantiene su discurso, asegurando que las reformas buscan “fortalecer la soberanía y blindar el proceso contra injerencias externas”. Sin embargo, esta retórica recuerda demasiado a la que usaron gobiernos autoritarios para justificar restricciones a la fiscalización internacional y el aplastamiento de la oposición.
A nivel internacional, ya hay misiones diplomáticas que observan con cautela la evolución del proceso hondureño. “No queremos una Venezuela en Centroamérica”, sostuvo un representante europeo al ser consultado en privado por medios locales. Redacción Bruce Villatoro CEO HonduPrensa.Com