Jerusalén.- La Oficina del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, arremetió este martes contra la detención de cuatro sospechosos, entre ellos uno de sus portavoces, en relación con el escándalo conocido como BibiLeaks y dijo que solo conseguirán «declaraciones falsas» contra él.

«En un país democrático no se arresta a la gente por una filtración a pasar 20 días en sótanos, mientras se evita que vean a un abogado durante muchos días», criticó la oficina del primer ministro en un comunicado.

Eli Feldstein, portavoz de Netanyahu y que hoy cumple 17 días detenido -sin poder ver a un abogado la primera semana- es el principal sospechoso en este caso de filtraciones de documentos de inteligencia militar a medios extranjeros con el objetivo de modular la opinión pública en contra de un acuerdo con Hamás.

Se dice que los documentos filtrados formaron la base de un artículo ampliamente desacreditado en el The Jewish Chronicle de Londres -que luego fue retirado- que sugería que Hamás planeaba sacar rehenes de Gaza a través de Egipto, y un artículo en el periódico alemán Bild que decía que Hamás estaba alargando las conversaciones como una forma de guerra psicológica contra Israel.

Los medios israelíes y otros observadores expresaron escepticismo sobre los artículos, que parecían apoyar las demandas de Netanyahu en las conversaciones y absolverle de la culpa por su fracaso. Netanyahu no mencionó el caso en una visita a la frontera norte de Israel el domingo, según un video publicado por su oficina.

«Nos duele mucho ver la vida de jóvenes destruida por las pretensiones de perjudicar al Gobierno de derecha», lamentó el comunicado.

Además, la Oficina volvió a reprochar que no se hayan abierto otras investigaciones criminales por otras filtraciones de las reuniones del Gabinete de Seguridad o sobre las negociaciones del acuerdo de tregua que, según Netanyahu, se han producido a lo largo del año y han beneficiado a los «enemigos» de Hamás y la milicia chií libanesa Hizbulá.

Esta semana estalló también un segundo escándalo relacionado con la alteración de actas de algunas reuniones previas al ataque de Hamás del 7 de octubre, debido a supuestas presiones de la Oficina de Netanyahu y que este ha calificado también como una «caza de brujas».

Con información de EFE

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