En su refugio de Mar -a- Lago (West Palm Beach), Donald Trump ya definió las líneas rojas de su plan de acción contra el régimen fundamentalista de Irán, que influye en la agenda geopolítica de Medio Oriente con sus ataques terroristas y su avanzado programa nuclear.

La hoja de ruta de Trump para Teherán contempla sanciones económicas destinadas a erosionar su sistema de producción de petróleo y ciertas medidas ejecutadas desde la Secretaría del Tesoro, el Departamento de Estado y el Pentágono para trabar el proyecto más ambicioso de los ayatollahs: la posesión de un arsenal nuclear que le permita consolidar su carácter de potencia regional.

El líder republicano tiene intenciones de disparar estas iniciativas a poco de asumir en la Casa Blanca, y por eso ya analizó sus detalles durante sucesivos encuentros en Mar -a- Lago con su círculo más cerrado.

Trump se ha comprometido a aislar a Irán diplomáticamente y debilitarlo económicamente para que no pueda financiar toda la violencia”, sostuvo Brian Hook, quien en la primera administración Trump diseñó políticas contra Teherán. Y remató: “El presidente Trump entiende que el principal impulsor de la inestabilidad en el Medio Oriente actual es el régimen iraní”.