En un movimiento que promete redefinir las relaciones diplomáticas entre Honduras y Estados Unidos, la presidenta Xiomara Castro ha dado un paso audaz al instruir a la Cancillería hondureña que denuncie el tratado de extradición con Estados Unidos. Esta decisión, basada en la Constitución hondureña y en tratados internacionales, refleja un claro rechazo a lo que Castro califica como injerencia intolerable en los asuntos internos del país.
La mandataria no escatimó palabras al criticar lo que considera una agresión constante a la soberanía hondureña por parte de EE.UU.. En sus declaraciones, destacó que estas acciones violan los principios fundamentales del derecho internacional, que abogan por el respeto mutuo entre las naciones y la no intervención en asuntos internos. “Basta”, exclamó Castro, dejando en claro su descontento con la postura de la administración estadounidense.
La figura de Laura Dogu, embajadora de Estados Unidos en Honduras, fue central en el discurso de la presidenta. Castro condenó las recientes declaraciones de Dogu, en las que la diplomática expresó su preocupación por las reuniones sostenidas por el ministro de Defensa, Manuel Zelaya Rosales, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Roosevelt Hernández, con figuras controvertidas en Venezuela. Según Castro, estas preocupaciones son una clara muestra del intervencionismo que ha caracterizado la política exterior de Estados Unidos hacia Honduras.
Para la presidenta hondureña, la intromisión de EE.UU. en la política local es una práctica que debe cesar de inmediato. Castro subrayó que la soberanía de Honduras no está en venta y que cualquier intento de dirigir la política nacional desde el exterior es totalmente inaceptable. Esta postura firme marca un nuevo capítulo en las relaciones entre ambos países, con posibles implicaciones a largo plazo.
La controversia se intensificó cuando Dogu expresó su “sorpresa” al ver a altos funcionarios hondureños en reuniones con figuras que, según ella, están vinculadas al narcotráfico en Venezuela. Estas declaraciones no han hecho más que agudizar las tensiones diplomáticas, y la respuesta de Castro demuestra que Honduras no cederá ante lo que considera presiones externas.
En conclusión, la decisión de Xiomara Castro de ordenar la denuncia del tratado de extradición con Estados Unidos es una clara señal de que su gobierno no tolerará ningún tipo de injerencia en la soberanía nacional. Este acto de resistencia diplomática podría tener consecuencias significativas en las relaciones bilaterales y en la posición de Honduras en la arena internacional. Redacción Bruce Villatoro CEO HonduPrensa.Com